El shock de las facturas médicas y el riesgo moral imperfecto – Healthcare Economist





Uno de los objetivos de compartir los costos (por ejemplo, copagos, deducibles) es reducir el riesgo moral. En otras palabras, si un bien es gratuito (o de menor costo), consumirás más de él que si tuvieras que pagarlo todo de tu bolsillo. Uno de los desafíos en el cuidado de la salud es que los precios no son transparentes. Lo que tu aseguradora paga a tu hospital o médico varía mucho según las tarifas negociadas. Luego, lo que tú como paciente pagas depende del diseño de beneficios de tu plan. En resumen, el vínculo entre los precios que pagas y el comportamiento puede mitigarse porque estos precios no son claros para los consumidores.

Un artículo de Anderson y otros (2024) (con el mismo título que esta entrada del blog) tiene como objetivo examinar cómo los retrasos entre la prestación del servicio médico y el pago del paciente afectan las decisiones de consumo. Si bien las aseguradoras pagan alrededor del 60 % de las facturas médicas dentro de las primeras cuatro semanas de la prestación del servicio, el resto demora más de un mes en liquidarse, lo que genera mucha incertidumbre. Los autores utilizan datos de reclamaciones comerciales de Merative Marketscan de 2006 a 2018 y se centran en los «servicios comprables» de CMS (consulte Blanco y Eguchi para una definición) para evitar casos de atención brindada para abordar una condición de emergencia. Examinan cómo las facturas médicas impactan el gasto indirecto del hogar después de utilizar servicios comprables. Encuentran que:

Los hogares aumentan el gasto en un 22% después de un servicio programado, pero luego lo reducen en un 11% después de que llega la factura. Los efectos observados en la factura son consistentes con la resolución de la incertidumbre de precios; los efectos en la factura son más fuertes cuando la información sobre precios es particularmente relevante. Un modelo de demanda de atención médica con información de precios retrasada sugiere que los hogares perciben erróneamente las señales de precios antes de las facturas, y que corregir estas percepciones reduce el gasto promedio (mediano) en un 16% (7%) anual.

Parte del motivo por el cual este retraso afecta el comportamiento de gasto es porque los pacientes pueden no estar seguros de si alcanzarán su deducible anual o no.

Los autores también señalan que su modelo “…no se basa en la falta de atención del consumidor al consumo pasado, sino que subraya el papel de la información retrasada que surge de contratos complejos que involucran a múltiples partes”.

Puedes leer el artículo completo aquí.



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