El Papa llega a Timor Oriental para alentar su recuperación tras la sangrienta independencia

El Papa Francisco llegó el lunes a Timor Oriental para alentar su recuperación de un pasado sangriento y traumático y celebrar su desarrollo después de dos décadas de independencia del dominio indonesio.

Francisco llegó a Dili procedente de Papúa Nueva Guinea para iniciar la tercera etapa de su viaje por el sudeste asiático y Oceanía. El lunes se reunirá con líderes y diplomáticos timorenses.

Timor Oriental, uno de los países más pobres del mundo y un país abrumadoramente católico, esperaba con impaciencia la llegada de Francisco, que se produjo poco después del 25º aniversario del referéndum respaldado por la ONU que allanó el camino a la independencia de Indonesia.

“Nuestra gran esperanza es que él venga a consolidar la fraternidad, la unidad nacional, la paz y el desarrollo de este nuevo país”, afirmó Estevão Tei Fernandes, profesor universitario.

El ambiente era muy distinto al de la última visita del Papa. Juan Pablo II llegó en 1989, cuando Timor todavía era una parte ocupada de Indonesia y luchaba por su libertad. Durante los 24 años de dominio indonesio murieron hasta 200.000 personas.

Francisco se enfrentará a ese legado, y a otro más cercano, que involucra a Monseñor Carlos Ximenes Belo, el obispo timorense que, junto con la Iglesia Católica en su conjunto, es considerado un héroe por sus esfuerzos para lograr la independencia.

Belo ganó el Premio Nobel de la Paz en 1996 junto con su compañero ícono de la independencia de Timor Oriental, José Ramos-Horta, hoy presidente del país, por hacer campaña en favor de una solución justa y pacífica al conflicto.

El Comité Noruego del Nobel, en su discurso, elogió el coraje de Belo al no dejarse intimidar por las fuerzas indonesias. El comité señaló que, mientras trataba de conseguir que las Naciones Unidas organizaran un plebiscito para Timor Oriental, sacó clandestinamente a dos testigos de una sangrienta masacre de 1991 para que pudieran testificar ante la comisión de derechos humanos de la ONU en Ginebra.

En 2022, el Vaticano reconoció que había sancionado en secreto a Belo en 2020 por abusar sexualmente de niños pequeños. Las sanciones incluían limitaciones a sus movimientos y al ejercicio del ministerio y le prohibían tener contacto voluntario con menores o con el propio Timor Oriental. Las sanciones se reforzaron en 2021.

A pesar de las sanciones, que fueron confirmadas en su momento por el portavoz del Vaticano y reafirmadas la semana pasada antes del viaje de Francisco, muchos habitantes de Timor Oriental han apoyado a Belo, ya sea desestimando, negando o minimizando las denuncias de las víctimas. Algunos incluso esperaban que Belo, que vive en Portugal, estuviera presente para recibir a Francisco.

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