Abrazos de tres minutos: el aeropuerto de Nueva Zelanda ocupa los titulares por una nueva regla inusual

Abrazos de tres minutos: el aeropuerto de Nueva Zelanda ocupa los titulares por una nueva regla inusual

El aeropuerto de Dunedin ha aparecido en los titulares internacionales al introducir una regla extraña para su zona de entrega: limitar el «tiempo de abrazo» a tres minutos.
Los carteles, que se han vuelto virales en las redes sociales, especifican «un tiempo máximo de abrazo de 3 minutos» en el aeropuerto de Nueva Zelanda y dirigen a quienes buscan «despedidas más cariñosas» a utilizar el aparcamiento.

En declaraciones a RNZ a principios de este mes, el director ejecutivo del aeropuerto de Dunedin, Dan De Bono, dijo que las señales se utilizaron porque la dirección del aeropuerto intentaba divertirse y evitar mensajes «intensos» que amenazaban a las personas con multas u otros castigos por congestionar el tráfico.

«Ha causado un gran revuelo, tenemos bastante conversación», dijo De Bono.
«En realidad se trata de dejar suficiente espacio para que otros puedan abrazarse».
La historia ha sido noticia internacional, y CNN, el New York Post y el Times of India informaron sobre la restricción del tiempo para los abrazos entre viajeros y seres queridos.

Algunos usuarios de las redes sociales han criticado la política, uno que la dirección del aeropuerto debería «dejar de decirle a la gente qué hacer» y otro calificando la norma de «inhumana».

Sin embargo, muchos aeropuertos en Australia y Nueva Zelanda tienen reglas similares, incluidos el aeropuerto de Sydney y el aeropuerto Tullamarine de Melbourne, que especifican que los automóviles que dejan pasajeros se detienen por no más de un minuto.
En declaraciones a RNZ, De Bono dijo que a pesar de muchos chistes en las redes sociales que sugieren lo contrario, no hubo castigos para los pasajeros que excedieron el límite de abrazos.

«Todo lo que nuestro equipo hace es pedirles cortésmente que pasen al estacionamiento para crear espacio para los demás; no es más que eso, no vamos a llamar a la ‘policía del abrazo'».

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