La búsqueda de Mongolia por la integridad de los minerales – The Diplomat
Mongolia, que alguna vez fue un satélite en la órbita soviética, ahora palpita con el espíritu empresarial de una democracia dinámica. Su transición de una economía centralizada –que alguna vez fue sinónimo de ganadería nómada– a una que aprovecha sus abundantes reservas minerales es nada menos que dramática. Esta evolución es más evidente en la capital, donde los ritmos de la vida pastoral se mezclan con la cadencia del comercio moderno.
En un país donde la población apenas supera los 3 millones, el resurgimiento económico de Mongolia se ve impulsado significativamente por sus formidables reservas de riqueza mineral. Poseer el mundo segundas mayores reservas de cobre y cantidades sustanciales de elementos de tierras raras, Mongolia es una bóveda global de minerales críticos que se están volviendo cada vez más indispensables en la electrónica, las tecnologías de energía renovable y la infraestructura de defensa. Con una tasa de alfabetización que supera el 98 por ciento, la fuerza laboral de Mongolia está educada y entusiasmada, preparada para impulsar a la nación hacia adelante.
Ubicadas estratégicamente entre los gigantes económicos de China y Rusia, las importantes riquezas minerales de Mongolia no son sólo un tesoro nacional sino una piedra angular de las cadenas de suministro globales.
En medio de estas dinámicas transformaciones culturales y la creciente riqueza mineral, Mongolia ha implementado estratégicamente su “política de tercer vecino.” La política representa una estrategia deliberada para trasladar los vínculos diplomáticos y económicos más allá de sus poderosos vecinos, Rusia y China, forjando alianzas con naciones democráticas de todo el mundo. La reciente afluencia de visitantes políticos de alto nivel procedentes del Reino Unido, Francia, Estados Unidos y el Papa ssugiere que la estrategia está funcionando.
Sin embargo, está claro que lo que está en juego económicamente, que depende de la gestión de su abundante riqueza mineral, y el éxito diplomático continuo son a la vez respaldado por la necesidad de compromisos continuos con los principios democráticos y la buena gobernanza.
Los recientes escándalos de corrupción han ensombrecido el progreso de Mongolia, amenazando la confianza y la integridad de sus instituciones. Según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, Mongolia ocupa el puesto 121 entre 180 paíseslo que indica una necesidad apremiante de reforma. Su puntuación de 33 (siendo 100 muy transparente) –muy por debajo del promedio regional de Asia y el Pacífico de 45– subraya la urgente necesidad de que Mongolia refuerce sus medidas anticorrupción para salvaguardar sus posibles beneficios de desarrollo derivados de la riqueza mineral.
En un ejemplo ilustrativo, las acusaciones reavivadas por el Departamento de Justicia de EE. UU. contra el ex Primer Ministro Batbold Sukhbaatar lo han acusado de canalizar millones provenientes de contratos mineros hacia su lujoso estilo de vida a través de una compleja red de empresas fantasmas. Estas acusaciones resurgieron en un momento en que Mongolia no sólo se dirige a elecciones parlamentarias sino que también compite con un año devastador de “Dzud” – una grave sequía invernal que ha matado a 2,1 millones de animales y nueve personas, afectando a innumerables familias mongoles y a su ganado.
Las investigaciones del Departamento de Justicia alegaron que una empresa asociada con Batbold, Catrison, una entidad de su propiedad a través de intermediarios de confianza, recibió de manera peculiar un contrato de 68 millones de dólares en el sector minero, a pesar de una evidente falta de experiencia en minería. Supuestamente, los fondos se navegaron a través de una red de empresas fantasma, que en última instancia financiaron apartamentos de lujo en la ciudad de Nueva York.
Este escándalo de corrupción siguió al del año pasado. Escándalo de corrupción en el comercio de carbón con Chinaque desvió miles de millones de la economía mongola mediante presuntos fraudes en toda la cadena de valor de los minerales, específicamente por parte de los comerciantes y transportistas intermedios. Los comerciantes corruptos infravaloraron los acuerdos de compra y sobrevaloraron el transporte posiblemente ilícito. Estos eventos llevaron a tres semanas de protestas políticas, atención global y el gobierno declarando el “Año de Lucha contra la Corrupción.«
En respuesta, Mongolia ha reforzado su medidas anticorrupción y renovó sus leyes penales, lo que indica un compromiso sólido para limpiar sus instituciones y restaurar la confianza pública. Mongolia ha aprovechado la comunidad internacional y ha aceptado asistencia técnica, implementar actividades de desarrollo de capacidades y prácticas de gobernanza colaborativa reflejando los esfuerzos colectivos esenciales para combatir la corrupción y fomentar un crecimiento duradero y sostenible.
Llevo casi una generación trabajando en Mongolia. Desde mi primer viaje por el país en 2001, he sido testigo de las minas crecer dramáticamente e impactan muchos pilares de la vida mongola. La economía de los minerales es compleja y altamente competitiva, e implica enormes compromisos financieros a largo plazo que dependen de relaciones sólidas y de confianza.
Para Mongolia, asegurar el enfoque correcto no es sólo una opción sino esencial para salvaguardar su soberanía, cultura y valores democráticos. Los esfuerzos que Mongolia hace ahora para fortalecer su “política de tercer vecino” son cruciales para diversificar los mercados y al mismo tiempo mantener la estabilidad y atraer inversiones. Sin embargo, para lograrlo, las medidas anticorrupción y la buena gobernanza deben permanecer en el primer plano de las agendas gubernamentales y empresariales.
Una mayor participación en programas innovadores como el programa de los Estados Unidos para Galvanizar al sector privado como socios para combatir la corrupción, servir como una oportunidad única para revitalizar los compromisos a estándares internacionales, como el EITI. Al fortalecer Procesos de beneficiarios realesMongolia puede lograr avances significativos en el logro de prioridades clave de política gubernamental. Entre ellas figuran el cultivo de una economía digital, la mejora de la integridad del entorno empresarial y la lucha contra los flujos financieros ilícitos. Esto no sólo impulsará el crecimiento económico sino que también reforzará la confianza y la transparencia dentro del mercado.
Todos estos esfuerzos pueden intensificar las acciones para identificar y mitigar los riesgos de corrupción en toda la cadena de valor de los minerales, mejorar las protecciones ambientales y sociales y reforzar la transparencia en torno a los contratos, el pago de impuestos, el comercio de productos básicos y la propiedad de las empresas.
Mientras Mongolia navega por estas aguas turbulentas, el apoyo de la comunidad internacional se vuelve indispensable. Más que simples observadores, los socios globales son cruciales para trabajar con Mongolia para fortalecer sus marcos de gobernanza. Mongolia, que se encuentra en una encrucijada crítica, debe equilibrar su compromiso con los principios democráticos con las intrincadas exigencias de la diplomacia internacional y las reformas internas esenciales. Las decisiones que se tomen durante este período no sólo darán forma al futuro de Mongolia sino que también definirán su papel en una economía global cada vez más dependiente de sus vastos, aunque vulnerables, recursos naturales.